Cada una de las experiencias que he tenido como voluntaria en diferentes países ha sido única, pero sin duda está fue la mas especial de todas y en seguida entenderás por qué.
Koh Chang y en concreto la protectora Happy Dogs fueron mi primer contacto con el maravilloso país de las sonrisas, Tailandia.
Mi idea era quedarme un mes en la isla haciendo un voluntariado en un refugio de perros rescatados en la isla. Pero como siempre, la idea es una cosa y la realidad termina siendo completamente diferente. Finalmente fueron tres meses increíbles los que pase allí, rodeada de los perros más bonitos e increíbles que podría esperar y de gente maravillosa.
En el refugio había 13 perros con los que vivíamos todos los voluntarios. Nos encargábamos de darles de comer, pasearles, bañarles, entrenarles… y manteníamos la casa para que estuviera a gusto de todos. Esta pequeña islita se convirtió en mi casa durante 3 meses y los perritos y voluntarios en mi familia. Fue el sitio perfecto para conectar conmigo misma, con los animales y la naturaleza. Nunca terminaré de estar agradecida por esta preciosa experiencia.
Pero lo más importante, es que la vida me sorprendió uniéndome a mi ahora compañero de viaje, Louis, el perrito mas inteligente, sensible y precioso del mundo. Lo que comenzó como un simple voluntariado y una experiencia terminó siendo un cambio en mi vida y en mi forma de viajar.