Mi primera experiencia como voluntaria fue en CDMX, en un pequeño hotel ubicado en Coyoacán. Allí estuve dos semanas formando parte de esta pequeña casa familiar. Era mi primera experiencia y sinceramente no sabía muy bien lo que me iba a encontrar o cómo iba a ser. Pero desde el primer momento que pisé el lugar me sentí como en casa. Jose, el propietario, fue muy amable conmigo. Me enseñó el lugar y me explicó cuáles serían mis tareas a realizar. Óscar, el chico que trabajaba en el pequeño hotel fue muy amable y paciente, explicándome como trabaja y enseñándome a cocinar platillos mexicanos riquísimos.
Esta primera experiencia de voluntariado fue una inmersión al 100% en la que aprendí muchísimo sobre la cultura mexicana y sobre su gente. Recuerdo este primer voluntariado con muchísimo cariño, tanto por las personas que allí conocí como por lo bonito que supieron transmitirme la esencia mexicana.
Durante ese tiempo tuve la oportunidad de conocer viajeros de diferentes lugares y compartir experiencias juntos. Pudimos explorar la ciudad y empaparnos de la cultura mexicana. Es genial poder conocer personas con los mismos intereses y ganas de viajar que tú.
Para mi fue muy